ATD Blog
Fri Aug 02 2019
Cuando por mis responsabilidades como consultor organizacional me aproximo a las interminables listas de comportamientos que las organizaciones de hoy piden de sus directivos (agudeza estratégica, valentía, astucia, autosuficiencia, manejo de la paradoja y un sinfín de etcéteras) me pregunto con honestidad si en verdad es posible desarrollarlas todas. Si tuviese que elegir un puñado de ellas, el ser competente es uno de aquellos comportamientos que tienen necesariamente que hacer parte del set de un buen directivo. Ser competente es demostrar solvencia en el ejercicio de su labor y por ello ser digno de confianza. Más allá de meras habilidades o destrezas, el ser verdaderamente competente implica la demostración de un afán permanente por conocer y dominar el área de gestión que se nos encarga. Involucra también la actualización permanente para dar más de lo que se nos pide en una sana tensión por alcanzar la excelencia. Es una responsabilidad, ante todo con uno mismo, pero también con nuestros colaboradores y con la organización que deposita en nosotros su confianza.
Si nosotros como directivos de gestión humana no trabajamos por nuestra propia competencia, ¿qué esperamos de otras personas o de otros directivos en la organización? Si nosotros mismos no dominamos el estado del arte de nuestra disciplina y no velamos por estar permanentemente actualizados, ¿cómo pedimos eso a otros directivos? La competencia reclama la coherencia y la coherencia nos hace más competentes. En ese dinamismo por permanecer actualizados y buscar experiencias aplicables a nuestras organizaciones, no podemos simplemente buscar en un navegador de internet. Ya somos muchos los que escribimos en ese medio. Una clave fundamental es el contacto con otras personas como nosotros y la interacción con otros profesionales y sus experiencias en un contexto similar. Para muchos de nosotros el networking no es nuestro fuerte y el tener que acercarnos a personas desconocidas y empezar una conversación puede ser poco atractivo, más aún cuando tenemos que sacrificar tiempo valioso en ello. Pero a pesar del escepticismo inicial, hacer una pausa, abrirse y darle confianza a otras personas que como nosotros están esperando apertura y confianza para crear un entorno lleno de aprendizajes, de herramientas y contactos valiosos bien vale la pena el riesgo.
En mi experiencia, la dificultad ha estribado más bien en encontrar los eventos que verdaderamente valgan la pena. He gastado bastante tiempo, viales y dinero en esa búsqueda. En mi campo de conocimiento, he llegado a la certeza de que las asociaciones con las cuales me identifico son fundamentales. No solamente porque su experticia no se circunscribe a unos pocos particulares, sino porque cuentan con los recursos y el tamaño suficiente para atraer a quienes tienen el conocimiento y experiencia comprobada que yo estoy buscando. Desde que entré en contacto con la Asociación para el Desarrollo del Talento ATD (en su momento conocida como el ASTD) y con personas a su alrededor que con paciencia y apertura fueron aportando consistentemente en mi crecimiento personal, entendí el valor que tiene el intercambio de ideas y conceptos, más allá de los artículos o contenidos teóricos. Con una presencia cada vez más activa en Latinoamérica, el ATD está haciéndose más cercano a nuestro medio, poniendo a nuestra disposición ideas y experiencias en el contexto de nuestros países y brindándonos acceso a más y mejores medios para desarrollar nuestra competencia.
En unas cuantas semanas iniciará el ATD Summit en Lima, Perú. Creo que pocas oportunidades tocan a nuestra puerta de manera tan concreta y accesible. Es una ocasión muy valiosa para crecer en esa competencia profesional de la que hablaba al inicio de este artículo. Es la posibilidad de entrar en contacto con un grupo de expertos y profesionales en los que encontrarás inspiración y perspectiva. Expertos reconocidos por su trabajo en organizaciones como la tuya que cuestionarán tus maneras y tus paradigmas, pero que al mismo tiempo te plantean nuevos métodos, herramientas y estrategias. Conozco muchas de las personas que estarán allí como yo compartiendo un poco de sus experiencias y aprendizaje acumulado: son personas dedicadas que comprenden que nuevas situaciones requieren nuevas habilidades y nuevos enfoques. Estoy seguro de que muchos de ellos quieren ir más allá de la teoría y mostrar casos concretos para que los participantes puedan verse reflejados en ellos y hacerlos así más relevantes para todos. Temas como el reto de la era digital y la transformación que traen sobre nuestras organizaciones, nuevas metodologías de trabajo colaborativo, la analítica de la información que proviene del aprendizaje, las nuevas estrategias didácticas en un ambiente organizacional ágil y el aseguramiento de la aplicación de lo aprendido en el puesto de trabajo son más que relevantes y podemos obtener de ellos un provecho significativo, más allá de la inversión de tiempo y recursos para estar ahí presentes.
Asistir a un evento como el del próximo 12 de septiembre es un verdadero regalo. Todos trabajamos duro -no tengo dudas- por nuestra efectividad personal. Pero si de algo estoy seguro es que a quienes están a nuestro alrededor les caería muy bien que sus compañeros crezcan un poco más en su competencia y credibilidad profesional en esa búsqueda por ser diferentes a las demás personas.
Recuerda que al asistir eres también parte del éxito. Trae contigo no solamente tus inquietudes y necesidades sino también tu experiencia, tus ideas y conocimiento acumulado junto con tus tarjetas de presentación. No temas acercarte a los expositores, a los organizadores, a los participantes y a los patrocinadores. Pregunta, cuestiona, opina y participa. Ahí está la clave para sacar verdadero provecho de esta inversión.
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